Asier Eguskitza – Arqueólogo musical
Me considero arqueólogo musical por una gran vocación que ha ido creciendo a lo largo de mi vida. Es por ello que dedico mi trabajo en la materia, en un ejercicio de justicia y responsabilidad artística. La arqueología musical, es el campo de estudio interdisciplinario que une la musicología y la arqueología. La búsqueda de objetos históricos (como partituras musicales), junto a la interpretación de los mismos haciendo un análisis histórico y temporal de los autógrafos.
La búsqueda de mi identidad para el ejercicio interpretativo, me llevó a profundizar en los autores que a lo largo de mi trayectoria como interprete he conocido. Ese aprendizaje propio, me sedujo en la búsqueda insaciable del conocimiento. Y todo cobró sentido en la historia de la música. El talento pasado. Aquel que nos precede. Empezando por autores clásicos como Mozart, Rossini, Beethoven, Medelssohn, Brahms, etc. Un mensaje, en un lenguaje conocido por el músico, pero que, a través del talento personal de dichos autores en el uso de dicho lenguaje, es capaz de traspasar nuestros sentidos para aparecer en el presente de un modo personal y renovado. Mi creencia en el talento artístico, ha incentivado la responsabilidad de preservar el arte, dándole un hogar/refugio y con el impulso de una dedicación a que, este objetivo adquiera un valor propio y sea reconocido en nuestra sociedad. El progreso, supone un aprendizaje y evolución de lo hasta ahora conocido. La identidad tiene sus raíces en la tradición. La condición del ser humano, se nutre de nuestros antecesores y coetáneos, es por ello que, somos lo que somos porque, crecimos donde y como crecimos. Nuestra experiencia, es el recuerdo de lo vivido. Nuestros orígenes, están cargados de dichas experiencias, y su valor es compartido y convive con las sociedades con las que nos hemos desarrollado.
Por este germen de musicólogo e historiador, surge en mí la responsabilidad de dar lugar al talento sin voz/representante de muchos de los artistas que hoy no pueden mostrar sus creaciones y que, en algunos casos, han sido callados por intereses alejados de lo artístico.
Está claro que, el movimiento es aprendizaje. Todos podemos aprender los unos de los otros, pero, lo vecino tiene un valor primordial en nuestro crecimiento personal y, no sólo es bueno lo exótico. Lo lejano, conlleva una carga de difícil alcance. Es importante promover un arte cercano y accesible, a la vez que este conviva con culturas diferentes. Es tan importante hacer un buen trabajo de revisión de los manuscritos antiguos, como llevarlos a una rigurosa edición, y lo que veo aún más importante, una emocionante representación de artistas/intérpretes con sensibilidad y dedicación que conlleve una inevitable divulgación. Considero un honor el conocimiento obtenido y la oportunidad de verlo florecido en los trabajos que realizo como el de la revisión de la obra de J. C. de Arriaga, en cuya obra profundicé a conciencia para darle la mayor autenticidad y visibilidad a lo que en la actualidad conocemos de su música. Especializándome en el repertorio vasco desde mi niñez, veo la necesidad de divulgar lo que para muchos es desconocido. Hasta las obras de autores de renombre mundial, son revisadas y editadas críticamente con la labor de profesionales que dedican sus conocimientos a la interpretación de los autógrafos de los compositores. Esta labor, es la que cumplo con el patrimonio musical, para que la interpretación actual goce de mejores recursos y, sea más fidedigna a la autoría original.
BiziMusika
(“Música viva” y “Vive la música”)
La vida sin música sonaría diferente.